La magia de Ziu

Esta mañana gris me despertó Ziu, me invitaba a jugar como hace …hace…, ya no me acuerdo cuántos años, treinta, cuarenta?, bueno no es importante. Sí, retomo: me despertó y no podía salir de mi sorpresa, me senté en la cama y dije: “estoy soñando”, froté mis ojos, con mis dos manos como cuando era niña, parecía que el tiempo no había pasado que tenía de nuevo aquellos frescos cinco años.

No, no era un sueño, Ziu, era mi compañera de aventuras, mi confidente, ella sabía con sólo volar cerca de mí cuando mi alma estaba triste, cuando mi cuerpecillo gritaba y corría por la casa de mis papis buscándola, para emprender nuestras aventuras diarias.

Teníamos un código secreto para encontrarnos y escaparnos solas, sin que mi madre, con sus ojos en la espalda, su sexto sentido y sus antenas traídas desde Marte nos descubriera, aunque siempre sospeché que ella sabía de mis encuentros y paseos con Ziu, sólo que nos dejaba partir para que no me perdiera aquella experiencia, quizás ella cuando niña deseó tener una amiga así y no pudo ya que tuvo que trabajar desde muy pequeña.

-“Hola” le dije, -eres tú?, tanto tiempo, ya no te tenía en mi mente, aunque sí en mi corazón, porque apenas me susurraste me vino el recuerdo de nuestro camino florido recorrido hace mucho tiempo”, qué haces por aquí?, por qué apareciste? Te hacía en un lejano cielo o en una tierra violeta llena de amapolas del mismo color, aleteando con niños y niñas de otros mundos, recorriendo senderos luminosos llenos de fantasías. Me miró y sonrió con esa sonrisa que transmitía la serenidad de una tarde veraniega en el lago azul esmeralda y me dijo:-“vine a buscarte, vamos a jugar”.

Y sin más, salimos volando por la ventana de mi habitación, afuera estaba aquel delfín blanco, que rápidamente nos sentó en su lomo y con un chillido que representaba la ópera jamás escuchada partimos, nos seguían otros niños montados en diferentes animales, de diversos colores, juntos armamos un arco iris y reíamos viendo como la gente miraba el arco iris sin lluvia alguna!!!, y los colores variaban rápidamente, porque los niños no ocupaban ningún lugar fijo mucho tiempo.

Recorrimos los cielos de todo el mundo, podía ver en esas caritas la felicidad y el asombro en mí, esa sorpresa que desde mi lugar de adulto no era creíble, cada tanto me decía:”esto es un sueño” y Ziu, tocaba con esa piel suave entre tostado y marrón, mi cara, tal cual lo hacía cuando era niña y me volvía a la realidad, estaba jugando de nuevo!!!, volaba por el mundo sobre el delfín blanco, rodeada de niños que me enseñaban lo hermoso de la vida: los blancos diferentes que tiene una nube, el cielo con sus azules, rojos y celestes; los rayos iluminaban las sonrisas pícaras de las suaves caritas de la inocencia; el viento cual cómplice de Ziu nos empujaba y aparecíamos en otro jardín, o montaña con nieve. Me relajé, me entregué a tener de nuevo aquellos cinco años inocentes y dejé a mi cuerpo y alma se impregnaran de toda aquella experiencia única e irrepetible, porque ahora tenía una mente adulta y estaba segura que iba a descubrir lo que de niña imaginaba: la magia de Ziu y que mi madre estaba en complot con ella.

En un momento de aquella deliciosa mañana, cuando nuestra aventura estaba en la cúspide mayor de nuestra alegría, Ziu tiró hacia atrás su cabello amarillo oro como el trigo que se encuentra en los campos del sur, frenó de golpe, todos los animales chillaron con agudo grito, cesó la música, me asusté, miré atrás, no estaban más, los coloridos animales ya no se encontraban en esa dimensión, los niños no reían más…mis ojos se abrieron como dos huevos de avestruz….- que pasó? Pregunté…

Ella desapareció en un segundo, así no más, como un relámpago me despertó esta mañana gris y desaparece sin palabra, sin contestar ninguna de mis preguntas, había vuelto a vivir esos maravillosos momentos de mi niñez, con la misma intensidad, con la energía a flor de piel, sus olores, ese perfume de mi soñada casa paterna, esa mágica niñez, que formó a esta mujer vulnerable que soy hoy. En el momento que el desconcierto se apoderaba de mí persona, y a punto de sumergirme en la angustia, Ziu aparece, sonríe e ilumina la nube donde estaba Yo paralizada y se transforma en un tulipán gigante de octubre, rojo intenso y se abre con una profundidad desconocida, no salía de mi asombro cuando observo que del fondo del tulipán aparece mi madre, ella hace seis años que fue llamada desde el soleado paraíso, donde comparte con mi padre y se dedican a acompañarme. Muy sonriente, delgada y con sus ojos llenos de comprensión y ternura como siempre la recuerdo, y me dice: necesitabas hoy a Ziu no?, - sé que me tienes presente todas las mañanas y quería confirmarte que siempre supe de la magia de Ziu…por eso ponía ese guante de cuero con piel tostada marrón, con diversas formas, que tú llamabas Ziu, mientras limpiaba las copas. Vos me mirabas con ojos curiosos y no te acercabas y Yo te acariciaba con él al terminar mi jornada y besaba tu carita feliz!!!, como viajabas en esa hora maravillosa y que feliz hacías mi tarea cotidiana!!!.

Volví a sentir la ternura de mi madre su abrazo contenedor, sus palabras llenas de amor, la demostración de la complicidad con Ziu y la certeza que siempre está presente!!!. Gracias Ziu!!!

Silvia Liliana Caso Rosendi